Cualquier tipo de diseño tiene como fin por un lado un desarrollo creativo, como proceso interno, y un desarrollo comunicacional como proceso externo. La comunicación que pretende el diseño está poniendo en relación tres elementos: la empresa, el diseñador y el público. Los dos polos de este proceso comunicativo son la empresa y el público realizando el diseñador la labor de intermediación entre estos dos polos. Nos encontramos en una dinámica de producción – comunicación – consumo. El diseñador tiene como misión, mediante las diversas labores en las que consiste su profesión, el servir de vaso comunicante entre la empresa y el consumidor.
Los diseñadores pueden elaborar diversos tipos de productos y de objetos técnicos como pueden ser bienes de uso, bienes de consumo y bienes de equipamiento entre otros. Los mensajes gráficos son el conjunto de las comunicaciones funcionales, pudiendo ser de tipo institucional, comercial, publicitaria, informativa, didáctica, señalética y de identidad corporativa. Dentro del área de la comunicación el universo que maneja el diseño gráfico es el de los mensajes visuales utilizando como elementos de expresión los signos y los símbolos.
El usuario del diseño habitualmente suele ser una empresa, que conjuntamente con el diseñador y el público forman un sistema inter dependiente en el que se produce un proceso de comunicación e interacción siendo los tres (empresa, diseñador, público) pilares insustituibles de todo el proceso. Si falta alguno de estos tres elementos es algo muy similar a que una de las patas de una mesa deje de existir, por lo cual el proceso queda sin realizarse. Los tres elementos resultan indispensables: una empresa que encargue un producto de diseño a un diseñador que se encargará de gestar un producto que llegue al público hacia el que esa empresa pretende dirigirlo.